El término rococó deriva de la palabra francesa "rocaille" que significa piedra y "coquille" que
quiere decir concha, ambos elementos de gran importancia para la ornamentación de interiores.
Resaltando la decoración que es uno de sus mayores atributos siendo completamente libre y
asimétrica teniendo una gran predilección por las formas onduladas e irregulares así mismo
predomina mucho los elementos naturales como las conchas y las piedras marinas.
Sus orígenes se remontan a Francia específicamente a principios del siglo XVIII pero no fue sino
hasta los destacados reinados de Luis XV y Luis XVI donde el Rococó tuvo su auge, sin embargo
durante mucho tiempo fue considerado como un complemento o un “arte desarrollado a partir del
barroco” lo cual es completamente erróneo, pues el rococó a diferencia del barroco se orienta o se
inclina más hacia el enaltecimiento de la elegancia y la opulencia por medio de la utilización de
colores vivos lo cual lo hace completamente diferente del barroco en el cual por el contrario el
pesimismo y la oscuridad son los elementos representativos.
Este estilo se encarga de exaltar hasta el punto más sublime posible lo refinado, elegante, delicado
e íntimo convirtiéndolo en un deleite para los aristócratas, reflejando un entorno desenfadado es
decir un ideal de estilo de vida despreocupado lleno de placer, o simboliza nada espiritual por lo
cual no tiene ninguna conexión con la religión, ni temas sociales a modo de denuncia sino
únicamente refleja superficialidad llegando a considerarlo como un arte meramente frívolo.
Entre los países que adoptaron rápidamente este estilo tenemos a los europeos, Alemanes y Austriacos.
En cuanto a arquitectura se refiere, en su exterior los edificios poseen un trazado simple libre de
tanta algarabía, no obstante en el interior la decoración es sublime y acaparadora. El rococó
designa la acumulación de elementos decorativos basados en líneas ondulantes y en la asimetría.
En pintura, la mujer cumple un papel fundamental ya que gracias a su sensualidad y belleza se
convierte en un emblema de inspiración para este estilo, entre los temas más comunes son las
fiestas galantes, pomposas y campestres, las aventuras amorosas y cortesanas. Sus
composiciones se caracterizan por un desborde de sensualidad y alegría predominando siempre
los colores pasteles, suaves y claros.
En nuestro país un claro ejemplo del rococó puede verse en uno de los altares más representativos
de la capital y es el altar mayor perteneciente a la catedral de san salvador, al ingresar a su recinto
podemos observar como esta engalanado con pinturas donde predominan los colores pasteles y
claros que narran la historia de Jesucristo desde que el ángel le anuncia a maría que concebiría un
hijo por medio del espíritu santo, cuando visita el templo a los 12 años según lo registra la biblia,
Jesús en su ministerio ,su muerte, resurrección y ascensión a los cielos.
Estas pinturas están acompañadas de cuatro esculturas que hacen referencia a los cuatro evangelistas que narran en sus textos dichos acontecimientos, luego tenemos en el centro un aro de rostros de querubines que sostienen listones que especifican “Gloria a Dios” elemento que engrandece con una
expresión de triunfo en honor a Dios padre y Dios hijo, sin dejar de lado los impactantes elementos
decorativos y a que el altar esta engalanado con detalles impresionantes en colores dorado y azul
toda una obra digna de admirar.
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